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APORTE PARA LA NUEVA CONSTITUCIÓN
Escrito por 9(Nueve) Doctorados Chilenos en Economia
https://youtu.be/EXmBeczNK7Y--LAVANDERO HABLA DEL COBRE Y OTRAS RIQUESAS
Por qué el cobre no es de Chile, puede parecer una pregunta bastante provocadora, pues bien, es el título de este libro. En cada uno de los capítulos de esta obra, de distinguidos profesionales, profesores universitarios y economistas estudiosos del tema, se va afinando la idea de lo distante que está el recurso cobre de ser un beneficio real para todos los chilenos. Hace muchos años atrás, un presidente de Chile, lo llamó: »La Viga Maestra del Desarrollo en Chile...«, años más tarde, otro presidente, le llamará: »El Sueldo de Chile...«, quien comenzando su periodo de gobierno lo nacionalizó.
El presente texto, da testimonio impreso en sus capítulos acerca del proceso inverso; la desnacionalización del cobre, además revela zonas tan oscuras que nos llenan de interrogantes, incluso, el proceder entreguista de las autoridades en los años postreros a la dictadura. Algo no huele bien, algo se esconde o se hace muy mal. No sabemos si esto es intencionadamente o por políticas erróneas e irresponsables, que como resultado dilapidan nuestra riqueza básica. De eso trata este libro y de él surgen muchas preguntas: ¿quién gana en Chile con la desnacionalización del cobre?, ¿habrá chilenos que por su codicia están afectando el bien común por prebendas personales?, ¿quién se está enriqueciendo con nuestro cobre?, ¿por qué lo hemos vuelto a dejar en manos de grandes transnacionales, sin recibir nada a cambio? Escuchamos hace poco tiempo decir a un presidente ejecutivo de Codelco, una frase que desnuda esta realidad que debería llamar la atención a todos los chilenos: »No hay un puto peso...« Ahora no es difícil preguntarnos: ¿acaso nos han robado nuestro recurso frente a nuestras propias narices? Tal vez la pregunta más importante para nuestros gobernantes sea: »¿A qué se debe que ningún Ministro de Hacienda, de ahora a esta parte, jamás haya informado a los ciudadanos de este país: cuánto les dejó y
les deja efectivamente a sus ministerios la explotación de estos grandes recursos naturales contenidos en nuestro territorio?« Solo nos queda pedirle gentilmente, Señor Ministro, nos responda esta pregunta.
Prólogo
El principal desafío que debemos enfrentar los chilenos es reconocer de una vez por todas que objetivamente somos una potencia minera mundial, top five en el mundo, posición que compartimos solamente con EE.UU., Canadá, Australia, Rusia y Sudáfrica. El senador Jorge Lavandero agrega que este desafío es tan real, que está plasmado en la letra de nuestro himno nacional desde el inicio de nuestra independencia: "Majestuosa es la blanca montaña que nos dio por baluarte el Señor" esta frase es una abreviación de "Majestuosa es la blanca montaña de cobre, oro, plata, litio, molibdeno y otros minerales que nos dio a los chilenos por principal baluarte económico el Señor.. ." El segundo elemento de nuestra identidad es: "Y ese mar que tranquilo te baña, te promete el futuro esplendor ..." que debe leerse como una abreviación de "Y ese mar que con un gran potencial para la pesca y la reproducción de especies marinas, ofrece además la posibilidad de dar una salida expedita y económica a los minerales de cobre, oro y plata ubicados en territorio argentino a través de nuestros 4.000 kms. de costa tranquilo te baña.. ." Frente a esta identidad, jqué hacemos los chilenos? A la blanca montaña la sometemos a un Tratado Minero que establece un marco regulatorio por el cual el Estado chileno en lo sucesivo no podrá otorgar un tratamiento diferente al capital nacional o al trabajador chileno -por pobre, débil o atrasado que éste sea-de aquel que se otorgue al capital internacional o al trabajador extranjero (artículo No 4). Este marco regulatorio ubica a los mineros nacionales en un pie de total igualdad respecto de los inversionistas y trabajadores extranjeros, situación que en la práctica continuará haciendo difícil -en opinión de Jorge Lavandero- que los pequeños mineros chilenos puedan continuar coexistiendo con las grandes empresas mineras transnacionales que operan en Chile, puesto que aquellos no tienen financiamiento para reemplazar mano de obra local por costosos equipos importados y por lo mismo no pueden acceder al beneficio tributario que da el marco regulatorio chileno, de descontar depreciaciones aceleradas ni tampoco de recuperar derechos de aduana por internación de equipos, como no sea por cantidades eminentemente simbólicas, comparadas con las cantidades que legalmente se permite descontar a las transnacionales. Por esto -plantea Lavandero- es grave la pérdida de potestad que establece el Tratado Minero, según la cual el Estado chileno no podrá dar un tratamiento preferencial y discriminatorio al pequeño minero, que no pueda ser reclamado simultánea e igualitariamente por las grandes empresas transnacionales, compromiso que el propio gobierno de Chile aceptó en el artículo No 4, "Trato Nacional". De este modo la Ley Minera, el Tratado Minero y las normas tributarias vigentes para la minería chilena establecen un marco legal que resulta profundamente perjudicial para Chile, pues en 61 se consagra un beneficio que en la práctica es de uso exclusivo de las grandes empresas mineras transnacionales instaladas en Chile (aunque en la letra del marco legal se diga que es un beneficio accesible a todos), puesto que dado su tamaño financiero y su modalidad de trabajo y tecnología, sólo ellas pueden hacer descuentos de sus flujos de depreciación en montos significativos así como recuperar sus derechos de aduana. El resultado de aplicar este marco regulatorio es que, en junio de 2001, algunas de estas empresas, aplicando correctamente el marco legal vigente, muestran pérdidas tributarias en sus balances y evitan pagar impuestos al fisco chileno durante años y a veces décadas -aplicando como se dijo, correctamente el marco regulatorio que lamentablemente nosotros mismos los chilenos hemos aprobado (Tratado Minero), o mantenido sin revisar desde la época del gobierno militar (Ley Minera)- en tanto que los pequeños mineros chilenos que por su tamaño financiero, su modalidad de trabajo y su tecnología no pueden justificar depreciaciones aceleradas por montos significativos ni recuperaciones de aduanas, deben operar pagando todos los impuestos incluidos en los precios de sus insumos y continuar utilizando como principal recurso de explotación, afortunadamente para la paz social de Chile, la mano de obra local. Así anulamos nosotros mismos el "futuro esplendor" que nos ofrece nuestra blanca montaña -y neutralizamos además la posibilidad de promover, dignificar y especializar el contingente humano de pirquineros y pequeños mineros de nuestra sociedad, para los cuales habría que rar políticas de estado con visión de largo plazo, que permitan al gobierno ofrecer un trato preferente y si es necesario, discriminatorio, para apoyar a estos compatriotas que se encuentran imposibilitados de competir por las enormes desigualdades prácticas que se desprenden de la aplicación de nuestro marco regulatorio y por la errada política minera nacional, con las consecuencias que todos observamos que se hallan obligados a escoger entre programas de empleo mínimo o cursos de reciclaje. Por esto es grave la pérdida de potestad para dar un tratamiento preferencial y discriminatorio a favor del pequeño minero, que no pueda ser reclamado simultánea e igualitariamente por las grandes empresas transnacionales, compromiso que el propio gobierno de Chile aceptó en el Tratado Minero. Dos preguntas estremecedoras para la conciencia nacional: 1 .- jcómo pueden competir los pequeños mineros chilenos si los colocamos en un marco legal que no les permite -en la práctica- descontar de impuestos las depreciaciones aceleradas ni recuperar del fisco los derechos de aduana como lo hacen las grandes empresas mineras, y tampoco les permite -en el Tratado Minero- obtener del estado chileno un trato especial diferente de aquel otorgado al capital transnacional, pese a que ellos aportan más contratación de mano de obra local por tonelada de mineral extraído y contribuyen con más paz social, puesto que pagan todos sus impuestos? 2.- ide qué le sirvió al Señor ubicarnos en esta larga y angosta faja de tierra? El senador Lavandero plantea además que se lesiona enormemente el interés de Chile cuando nuestro gobierno opta por tener una política minera nacional que mutila al ministerio de minería transformándolo en una simple subsecretaría mientras simultáneamente entrega las grandes decisiones de esta industria crucial para nuestra identidad nacional a este marco legal carente de contenido nacionalista, que guía las decisiones de diversos organismos externos al Estado que orientan el quehacer minero en nuestra patria, como el Consejo Minero. El lector debe enterarse que en el Consejo Minero las decisiones se toman por votación democrática sobre la base que por cada empresa miembro tiene un voto, y dado que la inmensa mayoría de las empresas miembro son privadas, la participación de CODELCO y ENAMl en este organismo necesariamente es minoritaria y seguirá siendo siempre así, con el resultado que este Consejo Minero en su momento apoyó el Tratado Minero - pese a que CODELCO se declaró neutral frente al mismo- y luego el Parlamento lo aprobó por amplia mayoría, con lo cual nosotros mismos los chilenos internacionalizamos los yacimientos mineros de nuestra cordillera, sacando así de nuestra esfera de decisiones las soluciones a los problemas nacionales pero dejando plenamente dentro de nuestra esfera de responsabilidades los retos de salir de la pobreza y el desempleo. En una palabra, la errada política minera chilena que impulsa nuestro gobierno, carente de contenido nacionalista, nos llevó a internacionalizar "los baluartes que el Señor nos dio" y simultáneamente nos obliga a mantener nacionalizados los pobres y desempleados "que el Señor nos dio", los cuales continúan impedidos por otros marcos regulatorios fijados soberanamente por países extranjeros, para viajar sin previa visa a pedir empleo en los países de origen de las grandes empresas mineras transnacionales. Esta obra representa por tanto una jornada más en la lucha valiente, constante y no pocas veces solitaria que el senador Jorge Lavandero viene dando desde hace muchos años, esforzándose en llamarnos a involucrarnos en la defensa de nuestro principal patrimonio nacional: la blanca montaña que el Señor nos entregó cargada de minerales, e instándonos a cumplir el rol de auténticos protagonistas en las decisiones de explotación y transformación de nuestras materias primas, aplicando una política minera chilena de largo plazo que considere los intereses de las generaciones futuras. Jorge Lavandero confirma asísu vocación de lucha y compromiso con los más pobres y los sin voz de nuestra Patria, continuando la trayectoria política de siempre, que en vida de mi padre, Radomiro Tomic Romero, Iiabría calificado con las palabras reservadas sólo a las grandes causas: "limpia como un rayo de sol y recta como una espada". CARLOS TOMlC E.
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